John Foster Dulles es responsable de la caída de Jacobo Arbenz Guzmán, presidente de Guatemala, que se disponía a hacer una reforma agraria y a repartir 90.000 hectáreas de tierra a los campesinos pobres de su país, lo que hacía peligrar los intereses de una multinacional americana, la United Fruit Company. Esta compañía se negaba a que la indemnizaran a razón de 3 dólares por acre, que es, sin embargo, lo que ella misma había declarado a Hacienda, infravalorando así sus terrenos para pagar menos impuestos: víctima de su propio fraude, la compañía recurrió a los hermanos Dulles (director de la CIA y secretario de Estado), dueños del bufete de abogados más importante de Wall Street. Los Dulles, que además eran sólidos accionistas de la compañía, organizaron un golpe de Estado a medida que entregó el país a una junta militar.
Una de las cosas más fascinantes de la economía, a diferencia del Atleti de Simeone, es que siempre puede sorprenderte. Como en el caso de Guatemala, un mismo dato puede ser interpretado de formas diversas en función de en qué lado de la bancada te encuentres. Las interrelaciones son múltiples y nos impiden convertir las decisiones económicas en una ecuación. Desde que Luca Pacioli desarrolló los principios fundamentales de los asientos contables, sabemos que cada transacción tiene dos partes. Tenemos un deudor que es el que recibe y un otro, que es el que entrega. No hay deudor sin acreedor ni acreedor sin deudor, y la suma de los valores es igual. El activo de uno es el pasivo de otro. Si un gobierno dispara su gasto, otros jugadores disparan sus ingresos. Parece de Perogrullo, pero tiene su aquel. Una de las razones que nos apoyábamos para esperar una recesión este año, era precisamente que hubiera contención en el gasto público con la llegada de Trump a la Casa Blanca (se estimaban 2 trillones de dólares de reducción) que parece que se va a quedar en agua de borrajas, y, por el contrario, se apunta a un mayor déficit público si lo unimos con las prometidas bajadas de impuestos. La bolsa americana ha recuperado gran parte de las pérdidas por esta medida. Esto nos lleva a la conclusión que no hay medidas económicas buenas o malas, sino beneficiarios y paganinis de cualquier decisión económica, que en definitiva es una decisión política que favorece a unos respecto a otros.
Para los que les encantan las novelas de Jane Austen recordarán que la fortuna de las muchachas casaderas se medía en rentas anuales, que era durante todo el siglo XIX el interés del 5% que daba el Gobierno británico a sus tenedores de deuda pública. Se podía decir que las grandes familias vivían del Gobierno.
Miremos el caso de la vivienda. Todo el mundo parece escandalizarse del precio de los alquileres, pero podemos volver a una tabla de doble entrada de beneficiario-perdedor. El incremento del coste de uno, es mayor beneficio de otro. Parece claro que una medida fundamental para afrontar el problema de la vivienda, en un mercado de oferta y demanda libre sería ampliar el parque de viviendas, pero me desayuno esta mañana con un artículo de prensa donde unos vecinos se quejan de la posible construcción de otras urbanizaciones cerca de sus casas. Es una queja entendible. Los que vivimos a las afueras de Madrid sufrimos diariamente de un tiempo a esta parte los problemas de tráfico cuando la demanda de coches se ha multiplicado y la oferta (carreteras) se ha quedado estancada. El crecimiento de infraestructuras debería ir parejo al de nuevas viviendas, pero la realidad es que no es así, y se produce un enfrentamiento entre vecinos “tradicionales” y vecinos “nuevos”. Los que tienen un “activo” quieren conservarlo y negar la entrada a nuevos jugadores. También tenemos un episodio de beneficiados-perjudicados en el tema de alquiler de la vivienda. Si fijamos un control de rentas en los alquileres estamos beneficiando a inquilinos frente a caseros. Si dejamos un mercado roto como el actual, favorecemos a los caseros frente a los inquilinos. Es imposible favorecer a todos, pero sí que tenemos que tener en cuenta las derivadas que producen decisiones “simples”. Estamos viendo, por ejemplo, que donde se ponen controles de rentas en los alquileres, desaparece oferta, agrandando todavía más el problema. También lleva a que los propietarios inviertan cada vez menos en reformas de esos pisos, y que posibles desarrolladores de nuevas promociones no tengan incentivos para hacerlo porque no les salgan los números. Los gobiernos no paran de lamentarse y rasgarse las vestiduras por el problema de la vivienda, pero mantienen un 10% de IVA a la compra de nuevas casas…
Tenemos más ejemplos de paradojas económicas. ¿Saben cuál es la bolsa de países desarrollados que más ha subido en los últimos 18 meses? La sorprendente Bolsa de Tel Aviv que se encuentra en máximos históricos tras los últimos bombardeos a Irán. Desde que Hamás entró en Israel ha subido un 80%. La carrera armamentística dispara el gasto y por lo tanto el PIB. Da igual que te manden bombas todos los días mientras tu cartera de valores se comporte bien… El debate sobre el gasto militar de los países de la OTAN va a tener un ganador claro que es Estados Unidos. El PIB de los países de la OTAN excluido Estados Unidos es de 23 billones de euros. Si dedicaran el 5% de ese PIB a armamento saldría una cifra de 1,15 billones de euros. Teniendo en cuenta que la cuota americana en armamento es del 60% del total de ventas, se podría estimar que 700.000 millones de dólares irán directamente a Estados Unidos (alrededor del 70% del pago de intereses anuales de la deuda americana para seguir estirando el hilo y completar las conexiones económicas).
Otro caso curioso lo comentaba Howard Mask en su última carta. El gobierno de California había impuesto unos precios máximos a las pólizas de seguro contra incendio. Las aseguradoras habían llegado a la conclusión que las probabilidades de incendio se habían disparado en los últimos veinte años, y el coste de atender los siniestros había sido muy superior a sus ingresos por primas, que no podían repercutir en los nuevos contratos. La solución había sido dejar de ofertar esos seguros. Conclusión, después de los fuegos de este año, menos del 25% de las propiedades afectadas tenían contratado un seguro.
En definitiva, tenemos que huir de las soluciones aparentemente sencillas e intentar ver las consecuencias de cada decisión económica. Antes solía ocurrir que la gente necesitara los productos para sobrevivir. Ahora los productos necesitan a la gente para sobrevivir.
Fuente CIR (CIMD Intermoney Research).
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